Hermes Trismegisto «el elegido de los dioses», Esta figura pre faraónica cimentó las bases de prácticas tan diversas como la kábala, la física, la matemática y la astrología. ¿Mito o realidad?
Los
principios
de
la
verdad
son
siete (7) :
el
que
comprende
esto
perfectamente,
posee
la
clave
mágica
ante
la
cual
todas
las
puertas
del
Templo
se
abrirán
de
par
en
par.
El Kybalion: Los 7 Secretos - CAMINOS AL SER
Los 7 Principios: Las 7 leyes Herméticas de Hermes Trismegisto:
1.
El
TODO
es
Mente;
el Universo
es
mental.
2.
Ley de la Correspondencia: Como
es
arriba,
es
abajo;
como
es
abajo,
es
arriba.
3.
Nada
está
inmóvil;
todo
se
mueve;
todo
vibra.
4.
Todo
es
doble,
todo
tiene
dos
polos;
todo,
su
par
de
opuestos:
los
semejantes
y
los
antagónicos
son
lo
mismo;
los
opuestos
son
idénticos
en
naturaleza,
pero
diferentes
en
grado;
los
extremos
se
tocan;
todas
las
verdades
son
medias
verdades,
todas
las
paradojas
pueden
reconciliarse.
5.
Todo
fluye
y
refluye;
todo
tiene
sus
períodos
de
avance
y
retroceso,
todo
asciende
y
desciende;
todo
se
mueve
como
un
péndulo;
la
medida
de
su
movimiento
hacia
la
derecha,
es
la
misma
que
la
de
su
movimiento
hacia
la
izquierda;
el
ritmo
es
la
compensación.
6.
Toda
causa
tiene
su
efecto;
todo
efecto
tiene
su
causa;
todo
sucede
de
acuerdo
a
la
ley;
la
suerte
no
es
más
que
el
nombre
que
se
le
da
a
la
ley
no
reconocida;
hay
muchos
planos
de
casualidad,
pero
nada
escapa
a
la
Ley.
7.
La
generación
existe
por
doquier;
todo
tiene
su
principio
masculino
y
femenino;
la
generación
se
manifiesta
en
todos
los
planos.
La
mente
así
como
todos
los
metales
y
demás
elementos,
pueden
ser
transmutados,
de
estado
en
estado,
de
grado
en
grado,
de
condición
en
condición,
de
polo
a
polo,
de
vibración
en
vibración.
La
verdadera
transmutación
hermética
es
una
práctica,
un
método,
un
arte
mental.
Más
allá
del
Kosmos,
del
Tiempo,
del
Espacio,
de
todo
cuanto
se
mueve
y
cambia,
se
encuentra
la
realidad
Substancial,
la
Verdad
Fundamental.
Lo
que
constituye
la
Verdad
fundamental,
la
Realidad
substancial,
está
más
allá
de
toda
denominación,
pero
el
sabio
lo
llama
el
TODO.
En
su
esencia,
el
TODO
es
incognoscible,
Mas
el
dictamen
de
la
razón
debe
ser
recibido
hospitalariamente,
y
tratado
con
respeto.
El
universo
es
una
creación
mental
sostenida
en
la
mente
del
TODO.
El
TODO
crea
en
su
mente
infinita,
innumerables
universos,
los
que
existen
durante
eones
de
tiempo,
y
así
y
todo,
para
Él,
la
creación,
desarrollo,
decadencia
y
muerte
de
un
millón
de
universos
no
significa
más
que
el
tiempo
que
se
emplea
en
un
abrir
y
cerrar
de
ojos.
La
mente
infinita
del
TODO
es
la
matriz
del
Kosmos.
En
la
Mente
del
Padre‑Madre,
los
hijos
están
en
su
hogar.
No
hay
nadie
que
no
tenga
padre
y
madre
en
el
Universo.
El
sabio
a
medias,
reconociendo
la
irrealidad
relativa
del
Universo,
se
imagina
que
puede
desafiar
sus
leyes,
ése
no
es
más
que
un
tonto
vano
y
presuntuoso,
que
se
estrellará
contra
las
rocas
y
será
aplastado
por
los
elementos,
en
razón
de
su
locura.
El
verdadero
sabio
conociendo
la
naturaleza
del
universo,
emplea
la
Ley
contra
las
leyes:
las
superiores
contra
las
inferiores,
y
por
medio
de
la
alquimia
transmuta
lo
que
no
es
deseable,
en
lo
valioso
y
de
esta
manera
triunfa.
La
maestría
consiste,
no
en
sueños
anormales,
visiones
o
imágenes
fantasmagóricas,
sino
en
el
sabio
empleo
de
las
fuerzas
superiores
contra
las
inferiores
vibrando
en
los
más
elevados.
La
transmutación
(no
la
negación
presuntuosa),
es
el
arma
del
Maestro.
Si
bien
es
cierto
que
todo
está
en
el
TODO,
no
lo
es
menos
que
el
TODO
está
en
todas
las
cosas.
El
que
comprende
esto
debidamente,
ha
adquirido
gran
conocimiento.
Nada
reposa;
todo
se
mueve;
todo
vibra.
Todo
es
dual,
todo
tiene
polos;
todo
su
par
de
opuestos;
los
semejantes
y
desemejantes
son
los
mismos;
los
opuestos
son
idénticos
en
naturaleza,
difiriendo
sólo
en
grado;
los
extremos
se
tocan;
todas
las
verdades,
son
medias
verdades,
todas
las
paradojas
pueden
reconciliarse.
Todo
fluye
y
refluye,
todo
asciende
y
desciende;
la
oscilación
pendular
se
manifiesta
en
todas
las
cosas;
la
medida
del
movimiento
hacia
la
derecha
es
la
misma
que
el
de
la
oscilación
a
la
izquierda;
el
Ritmo
es
la
compensación.
Toda
causa
tiene
su
efecto;
todo
efecto
tiene
su
causa;
todo
ocurre
de
acuerdo
con
la
ley.
Azar
no
es
más
que
el
nombre
que
se
le
da
a
la
ley
no
reconocida;
hay
muchos
planos
de
causalidad,
pero
ninguno
escapa
a
la
ley.
El
género
está
en
todo,
todo
tiene
su
principio
masculino
y
femenino;
el
género
se
manifiesta
en
todos
los
planos.
La
posesión
del
conocimiento,
si
no
va
acompañada
por
una
manifestación
y
expresión
en
la
práctica
y
en
la
obra,
es
lo
mismo
que
el
enterrar
metales
preciosos:
una
cosa
vana
e
inútil.
El
conocimiento,
lo
mismo
que
la
fortuna,
deben
emplearse.
La
ley
del
uso
es
universal,
y
el
que
la
viola
sufre
por
haberse
puesto
en
conflicto
con
las
fuerzas
naturales.
Para
cambiar
vuestra
característica
o
estado
mental,
cambiad
vuestra
vibración.
Para
destruir
un
grado
de
vibración
no
deseable,
póngase
en
operación
el
principio
de
polaridad
y
concéntrese
a
la
atención
en
le
polo
opuesto
al
que
se
desea
suprimir.
Lo
no
deseable
se
mata
cambiando
su
polaridad.
La
mente,
así
como
los
metales
y
los
elementos,
puede
transmutarse
de
grado
en
grado,
de
condición
en
condición,
de
polo
a
polo,
de
vibración
en
vibración.
El
ritmo
puede
neutralizarse
mediante
el
arte
de
la
polarización.
Nada
escapa
al
principio
de
causa
y
efecto,
pero
hay
muchos
planos
de
Causalidad
y
uno
puede
emplear
las
leyes
del
plano
superior
para
dominar
a
las
del
inferior.
El
sabio
sirve
en
lo
superior,
pero
rige
en
lo
inferior.
Obedece
a
las
leyes
que
están
por
encima
de
él,
pero
en
su
propio
plano
y
en
las
que
están
por
debajo
de
él,
rige
y
ordena.
Sin
embargo,
al
hacerlo,
forma
parte
del
principio
en
vez
de
oponerse
al
mismo.
El
sabio
se
sumerge
en
la
Ley,
y
comprendiendo
sus
movimientos,
opera
en
ella
en
vez
de
ser
su
ciego
esclavo.
Semejantemente
al
buen
nadador,
va
de
aquí
para
allá,
según
su
propia
voluntad,
en
vez
de
dejarse
arrastrar
como
el
madero
que
flota
en
la
corriente.
Sin
embargo
el
nadador,
el
sabio
y
el
ignorante,
están
todos
sujetos
a
la
ley.
Aquél
que
esto
comprenda
va
en
el
buen
camino
que
conduce
a
la
Maestría.
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